Tesis sobre la guerra en Ucrania por Iniciativa anarcosindicalista ASI-IWA (Serbia)

Tesis sobre la guerra en Ucrania por Iniciativa anarcosindicalista ASI-IWA (Serbia)

Fuente en inglés: Theses on the war in Ukraine – Balkan Anarchist Bookfair 2023 (espivblogs.net)

Sobre la guerra y el antimilitarismo

La guerra ha sido siempre uno de los atributos esenciales de todos los sistemas autoritarios a lo largo de la historia, así como constituye actualmente uno de los principales distintivos de la prospera etapa del sistema capitalista global que estamos padeciendo.

Como todos los revolucionarios han cobrado consciencia de que la guerra garantiza la salud del Estado, y es una herramienta importante para que la clase dominante mantenga su poder, en consecuencia el antimilitarismo es considerado con todo derecho como uno de los principios básicos del anarquismo. Un principio que ha conducido a represión, sufrimiento, encarcelamientos y persecución de muchos de nuestros compañeros durante la historia de nuestro movimiento. Algo que nunca debemos olvidar.

Sobre las experiencias recientes sobre la (¿olvidada?) guerra en los Balcanes

Algunos de nosotros, anarquistas de la región ex-yugoslava de la península Balcánica, hemos tenido la mala suerte de haber vivido y recordado las guerras yugoslavas de los 90, habiendo sido testigos directos de la guerra civil, el derrame de sangre nacionalista, la agresión imperialista, las sanciones, el movimiento antiguerra, las revoluciones de color, la transición brutal al capitalismo neoliberal, el empobrecimiento masivo de la clase obrera, la retradicionalización y degradación general del nivel de civilización en nuestras sociedades y en Europa del Este en su conjunto. Esta es la razón por la que declaraciones de los políticos de la OTAN hablando de la guerra en Ucrania en términos de “primera guerra en Europa después de la II Guerra Mundial”, basadas en su ceguera histórica causada por el chovinismo occidental, son absolutamente criminales y falsas.

Especialmente nosotros, anarquistas de la República de Serbia, aparte de lo arriba mencionado, tuvimos una experiencia de la guerra de poderes durante la guerra civil yugoslava. Slobodan Milošević, líder de Serbia (República Federal de Yugoslavia), quien no era un participante oficial de la guerra en Bosnia y Croacia, ha estado armando, entrenando, organizando y dirigiendo a las fuerzas serbias en esos lugares.

Todas estas experiencias nos dotan de una especial perspicacia sobre la naturaleza de la guerra en Ucrania, que puede escaparse a la percepción de nuestros compañeros de Occidente. Por lo tanto creemos que es nuestra obligación llamar la atención de los compañeros sobre aquellos elementos que consideramos importantes para la correcta interpretación de la actual guerra interimperialista entre la OTAN y Rusia, que está arrasando en Ucrania.

Sobre la naturaleza del Estado ucraniano

Todas las fuerzas policiales y ejércitos profesionales en el mundo tienen tendencia a alinear en sus filas a personalidades extremadamente autoritarias. Este ambiente es perfecto para que prosperen en él fascistas y partidarios de la extrema derecha. Si bien la masiva presencia de fascistas en ese tipo de estructuras estatales, que es omnipresente, no define a un determinado estado como fascista o nazificado. Para un serio análisis científico de la situación, que siempre ha sido proclamado el objetivo de la ideología anarquista, tenemos que distinguir entre las simpatías políticas de los individuos y los elementos /estructurales/ del Estado que afectan a la naturaleza del Estado que estamos analizando. No todo sistema capitalista horrible es fascista, y para poder defender la seriedad de nuestros análisis necesitamos ser capaces de distinguir claramente de qué estamos hablando.

El Estado ucraniano, después del golpe de 2014, se ha convertido en un estado nazificado. Cuando hablamos de Ucrania siendo un estado nazificado no estamos hablando de los nazis siendo una fuerza política dominante allí, tal y como puede ser atestiguado en las últimas elecciones parlamentarias en las que nazis declarados obtuvieron relativamente pequeñas victorias. Estamos hablando sobre elementos /estructuras/ que califican a Ucrania según esa tendencia. Estamos hablando de batallones del ejército ucraniano abiertamente neonazis, como Azov, Aidar y otros similares. Estamos hablando de un contrato oficial firmado entre la ciudad de Kiev y la organización neonazi C14; estamos hablando de rehabilitación masiva y reparación pública de criminales de guerra y colaboradores nazis de la II Guerra Mundial tales como Bandera, etc. La rehabilitación de nazis de la II Guerra Mundial no se limita a Ucrania, sino que prevalece en la mayoría de los países del Este de Europa después de la caída del comunismo de estado, especialmente en países bálticos pero no exclusivamente en ellos. Sin embargo, en ningún otro sitio como en Ucrania este mecanismo ha tomado la forma de una adhesión estructural.

El hecho de que Ucrania esté nazificada (que no es lo mismo que un estado nazi) no implica de ninguna forma apoyo a Rusia, ni tampoco da crédito a la mentira sobre un estado ruso que dirige la guerra con la intención de “desnazificar” a Ucrania. La clase dirigente rusa, que dirige la guerra por sus propios motivos hegemónicos, está usando para su propaganda algo sobre Ucrania que es verdad, y no debemos evitar contar la verdad solamente porque alguno de nuestros enemigos también estén hablando de ello.

Sobre la naturaleza de la guerra en Ucrania

La guerra en Ucrania es una guerra de poder interimperialista dirigida por la OTAN y Rusia, a expensas de la población ucraniana.

Rusia es el poder que, aunque tal vez no cumpla todos los requisitos para poder ser etiquetada como un estado imperialista, juega un rol de poder imperialista en este conflicto. Está dirigido por una pandilla hegemónica de ultraconservadores sin escrúpulos, que tienen intenciones de establecerse por la fuerza como uno de los principales jugadores en este mundo capitalista degollador.

Biden y von de Leyen son los Slobodan Milošević del siglo XXI, quienes están dirigiendo el lado OTAN de esta guerra, suministrando armamento a uno de los ejércitos y organizando todo para ese bando del conflicto. La tendencia de la OTAN a diseminar y rodear Rusia es, sin lugar a dudas, una de las principales razones inminentes en este conflicto.

Si nos situamos en contexto histórico, y entendiendo que en las relaciones internacionales la Unión Europea es ampliamente rebajada a la posición de un títere de los EEUU, esta guerra puede ser considerada como el tercer intento en 110 años del imperialismo alemán de establecer control sobre los recursos estratégicos de Rusia a través de la guerra. Junto a la ruptura de las decisiones de desmilitarización de Alemania tras la Conferencia de Potsdam en 1945, esta tendencia es muy preocupante y debería alarmar seriamente a la clase obrera y el movimiento anarquista en Europa.

La guerra no es dirigida exclusivamente a través de golpes militares directos, financiación, armamento, entrenamiento, organización y dirección de ejércitos, también a través de la imposición de sanciones. Nosotros, anarquistas de Serbia, vivimos durante los años 90 bajo un estricto régimen de sanciones, tenemos experiencia añadida al conocimiento racional, que confirma que las sanciones constituyen la guerra contra la población del estado sancionado. Nunca es la clase dirigente la que sufre las consecuencias de las sanciones: en el caso de la guerra en Ucrania, nunca van a ser Putin y sus compinches, sino los trabajadores de a pie, los que tengan problemas para conseguir los medicamentos y otros equipamentos que necesiten. Este es el motivo por el cual todos los estados que están sancionando a Rusia forman parte de esta guerra, dirigiéndola en lucha contra la población rusa. Y esto es por lo que la lucha anti-militarista debe incluir la lucha contra las sanciones.

Como en todas las guerras, esta también ha generado el aumento del nacionalismo y el chovinismo. En este contexto, para nosotros en tanto que anarquistas balcánicos y europeos, es importante subrayar el racismo antiruso que prevalece en la Unión Europea, la discriminación de la gente de origen ruso (y bielorruso), la negación de su derecho a trasladarse, estudiar o trabajar libremente, la prohibición de la cultura rusa, etc.

Sobre la respuesta de los anarquistas alrededor del mundo a la guerra en Ucrania

Al igual que en el caso de la 1ª Guerra Mundial, como hizo notar Malatesta, muchos anarquistas han olvidado sus principios, al enfrentarse con una confrontación internacional de esta magnitud, Pero, al menos de momento y mientras el conflicto no ha explotado todavía, la mayoría del movimiento anarquista “organizado” todavía está intentando sostener (más o menos) posturas antimilitaristas. Es de máxima importancia fortalecer esta postura ante los acontecimientos que están por venir.

Deberemos recordar que nuestro primer rol como anarquistas revolucionarios (y en especial durante conflictos bélicos capitalistas e imperialistas) tiene que consistir en la lucha contra nuestra propia clase gobernante. Nunca tendríamos que permitir a nuestra clase gobernante que nos convenza de que el objetivo prioritario de nuestras actividades es la clase dirigente que es enemiga de nuestros propios sueños. En el caso de la guerra en Ucrania esto significa para los anarquistas activos en estados de/o controlados por la OTAN que nuestro objetivo primordial tiene que ser el lado defendido por la OTAN.

Mientras muchos compañeros sienten que es importante para nosotros manifestar que estamos en contra de ambos bandos en esta guerra, lo cual es sin duda verdad, necesitamos recordar que no somos predicadores sino revolucionarios, y que lo que cuenta no es lo que decimos, sino lo que hacemos. Por lo tanto, aparte de la proclama abstracta de que nos oponemos por igual a ambos bandos de la contienda, debemos concentrar nuestras actividades prácticas en algo que no es exclusivamente políticamente correcto sino también físicamente posible: luchar contra nuestra clase dirigente y sus ejércitos y belicismo.

Desgraciadamente muchos de nuestros compañeros anarquistas en Occidente han caído bajo la influencia de la propaganda de su clase dirigente y, conscientemente algunos y muchos inconscientemente, han empezado a reproducir y apoyar posturas claramente en línea con el nacionalismo ucraniano, el chovinismo occidental y el nacionalismo imperialista europeo y estadounidense.

Mientras algunos de los compañeros desinformados en Occidente podían creer en la propaganda belicista sobre el enorme número de luchadores “anarquistas” y “antiautoritarismo” que forman parte del bando de la OTAN en la guerra en Ucrania, nosotros, que hace ya décadas que formamos parte del movimiento anarquista en la Europa del Este, sabemos con seguridad que estos números son pura ficción y que hasta la guerra el movimiento libertario organizado en Ucrania era muy pequeño y débil. En este contexto, proveer de armas y apoyo a cualquiera de los soldados en el frente no es otra cosa que tomar parte en la guerra intraimperialista y dar apoyo a uno de los bandos contendientes, lo que está en total oposición a nuestros principios e ideales. Nosotros, por supuesto, entendemos que en estado de guerra unirse al ejército puede ser a veces la única manera de sobrevivir, pero nos oponemos de manera vehemente a que esas actividades puedan ser de ninguna manera etiquetadas como antiautoritarias y como excusa para apoyarlas como algo en lo que el movimiento anarquista debería involucrarse.

La mayoría de compañeros no europeos mantienen una correcta línea antimilitarista respecto a la guerra en Ucrania, pero en muchos casos esta posición se sostiene en función de la creencia errónea de que esta guerra es equivalente a muchas otras guerras reciente, y que es solo en razón del eurocentrismo prevalente que está acaparando tanta atención global. Si bien el eurocentrismo es un problema mayor, asociado a relaciones estructurales en el sistema capitalismo global, es importante subrayar que esta guerra no es como otras guerras de los últimos años. La guerra en Ucrania es una guerra de intereses intraimperialistas dirigida por la OTAN y Rusia, con tendencia a la escalada y un peligroso potencial de convertirse en una 3ª Guerra Mundial o incluso en una confrontación nuclear, lo que no puede aplicarse a guerras tales como la guerra civil yugoeslava, la guerra entre Irak y Afganistán, etc.. Por otra parte, la esperada guerra entre OTAN (y AUKUS) y China en Taiwán tiene un potencial similar al de la guerra en Ucrania.

Consideramos que “Ninguna guerra excepto la de clase”, una máxima cuestionada (¡en tiempos de guerra!) por algunos de los que se denominan anarquistas, es la única postura aceptable desde la perspectiva de nuestra ideología anarquista, ya que cualquier otra cosa favorecería el belicismo y el servicio a los poderes imperialistas.

Sobre la respuesta de los anarquistas de los Balcanes a la guerra en Ucrania

Concretamente en Serbia: en el período antes de la guerra, Serbia se declaraba neutral públicamente mientras mantenía ejercicios militares conjuntos con la OTAN y Rusia en una proporción de 10:1 (10 con la OTAN comparado a la 1 con Rusia). Desde el inicio de la guerra, Serbia ha proclamado su neutralidad en la guerra, lo que en realidad significa mantener el flujo sin imponer sanciones a Rusia, pero también proclamó dar por concluidos de todos los ejercicios militares conjuntos con ambos bandos. Sin embargo, justo un año después del inicio de la guerra, servía sus ejércitos militares conjuntos, ahora exclusivamente con la OTAN, a la vez que se envían grandes volúmenes de armas y munición producidas en Serbia al bando de la OTAN de la guerra, y el territorio de Serbia es utilizado para el transporte de equipo militar a Ucrania, de nuevo al bando de la OTAN en este baño de sangre.

Todos los Balcanes constituyen una zona de influencia de la OTAN, con la mayoría de los estados que forman oficialmente parte de la OTAN, mientras que varios otros estados (Serbia incluida) y territorios coloniales están sujetos a un abrumador control de la OTAN. Es por ello que nuestra lucha en los Balcanes contra la guerra debe estar enfocada a combatir la OTAN y sus ejércitos.

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